Con dos golazos, Lanús eliminó a Independiente de la Copa Argentina.

El Granate se impuso 2-0 con dos muy lindas definiciones de Román Martínez, a los 29' del primer tiempo, y de Gonzalo Castellani, a los 7' de la segunda etapa. Lanús se clasificó a los cuartos de final, mientras que al Rojo se le cortó una racha de seis victorias consecutivas.

Con dos golazos, Lanús eliminó a Independiente de la Copa Argentina

Crédito: NA

 

A Barros Schelotto le salió lo que pensó. A Pellegrino le salió todo al revés. Lanús le dio una cachetada estratégica a Independiente y, de esa manera, le frenó su marcha triunfal, le ganó 2 a 0 y lo eliminó de la Copa Argentina. Así, el Granate se clasificó por primera vez a los cuartos de final del torneo, etapa en la que deberá enfrentar al ganador de la llave entre Vélez y Gimnasia y Esgrima La Plata.

Y Lanús llega a esta instancia con la autoridad que le entrega una victoria pensada, elaborada en los ensayos y ejecutada con precisión sobre el césped del estadio Ciudad de La Plata. Desde que empezó a rodar la pelota quedó en claro que el equipo de los mellizos sabía muy bien qué quería hacer. Armó el medio con cuatro volantes de buen pie asignados a la tarea de un gran sacrificio; la idea era asfixiar el ya conocido libreto de Independiente de tratar de controlar la pelota y avanzar desde su distribución precisa y vertiginosa.

En cambio, los planes de Independiente no tuvieron en cuenta qué iba a hacer el rival; Pellegrino se preocupó más por lo que venía haciendo mal su equipo y resolvió sumar marca en el medio (adentro Ortiz) y resignar desequilibrio (afuera Pisano). Lo pagó caro. Porque volvió a controlar la pelota, es cierto, pero esta vez ante un rival agazapado para lastimar ni bien encontrara la primera grieta.

En Independiente manejó el balón pero de manera inofensiva; fue media hora de domino intrascendente, sin llegar a inquietar a un Lanús que, hasta allí, cumplía al pie de la letra con su primer objetivo: no ofrecer ventajas.

Hasta que sobre los 34 minutos el panorama se modificó. Araujo se adelantó por primera vez en terreno adversario y mandó un pase a modo de centro corto que controló Román Martínez con un movimiento magnífico que le permitió, al mismo tiempo, quedar perfilado sin marca para meter un remate suave y cruzado que se clavó contra un palo.

Entonces empezó otro partido. Igual, Independiente tardó en reaccionar. Tanto, que para cuando activó su rebeldía, ya estaba dos goles abajo. En el entretiempo Pellegrino eligió mandar a Pisano en lugar de Méndez; pero cuando el Rojo apenas estaba planeando su nueva estrategia, Martínez mandó un centro desde la derecha, Acosta dominó y, con un taco, lo dejó a Castellani de frente al arco para que acariciara la pelota contra un palo.

Quedaban treinta y cinco minutos por delante, pero Independiente, que hasta allí no había tenido un plan de vuelo, a partir de ahora fue un manojo de intenciones chocando contra la solidez defensiva de un rival que sonreía con la satisfacción del deber cumplido.

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