Vuelo 370, una nueva fase

Por Franco Rinaldi

El día 10 de búsqueda del 370 cobra fuerza la hipótesis de que Zaharie Ahmad Shah, capitán del Boeing 777 desaparecido, pudo estar involucrado en el secuestro del avión. A continuación, algunas actualizaciones y notas sobre los giros que va tomando este misterio que ocupa los titulares del mundo.

La búsqueda global del vuelo 370 de Malaysia Airlines (MAS) se ha convertido en una operación diplomática de alta escala y pone a prueba la tecnología disponible para encontrar un avión fabricado por la compañía aerocomercial más grande del mundo.

Las incógnitas siguen siendo más que las respuestas, pero “la política” metió la cola y posiblemente eso colabore para confundir más que para esclarecer que es lo que pasó realmente con el Boeing 777-200ER de Malaysia.

El gobierno de Malasia conduce la aerolínea MAS, que no sólo es la línea aérea de bandera sino que pertenece al Estado. Esto supone que parte de la gestión de Gobierno malasio también está cuestionada por un incidente de proporciones inimaginables. El ministro de exteriores de China ha demandado en fuertes declaraciones que el Gobierno y la compañía provean de mayor información. Así, al gobierno local la tragedia del vuelo 370 se le ha transformado en un problema político grave, tanto interno como hacia afuera de su territorio y mares.

Esto empeora las condiciones de la información futura que tendrá disponible la opinión pública, puesto que la presión política que recibe Malasia por parte de Estados Unidos y China fuerza declaraciones y una búsqueda desesperada de responsables por sobre lo más importante, que es encontrar el avión. De hecho, en la madrugada del domingo argentino, el gobierno ha decidido anunciar que se abrió una investigación criminal sobre la tripulación del vuelo 370. El objetivo del gobierno es práctico y directo: encontrar rápidamente alguien a quién culpar podría calmar las aguas de una espera que podría durar semanas, meses o años.

El capitán del avión 370, Zaharie Ahmad Shah, tenía 53 años y 18,365 horas de vuelo antes de subirse a su último vuelo, hasta ahora todavía desaparecido. Además de capitán de B777, uno de los aviones más grandes que tiene la aerolínea, era instructor, algo muy normal en las aerolíneas, que suelen convertir a sus pilotos más experimentados en pilotos instructores no solo de simuladores, sino también de vuelos reales. De hecho, el vuelo 214 de Asiana que se estrelló, en San Francisco, el 6 de julio de 2013 cuando aterrizaba en la cabecera 28L (izquierda) estaba comandado por un capitán instructor. La NTSB concluyó que ese accidente fue ocasionado fundamentalmente por error humano, principalmente de su copiloto, que tenía pocas horas volando el 777 y que además aterrizaba por primera vez en el aeropuerto internacional de San Francisco.

El capitán del vuelo 370 de MAS formaba parte de la compañía desde 1981. Ese dato debilita la posibilidad del capitán suicida, porque ciertamente es poco probable que durante tantos años el comandante hubiese estado en el placard preparándose para que un día de marzo, 33 años después, repentinamente decidiera robarse un avión para inmolarse en el océano Índico, entregarlo a Afganistán o cualquiera de las posibilidades que todavía tienen lugar.

Qué el capitán haya tenido el flight simulator en su casa no prueba ni fortalece su eventual culpabilidad. Por el contrario, habla de alguien dedicado y posiblemente apasionado por el pilotaje.

Anoche diferentes investigadores de Estados Unidos trabajaban sobre la hipótesis de que estamos en presencia de una nueva forma de terrorismo, cuyo alcance todavía es desconocido. Sobre todo si, como dije ayer, la obra aún no ha finalizado. Hoy Jeff Wise prácticamente abona a esta teoría, al señalar que el avión no fue estrellado en aguas profundas del Índico sino que se encuentra en algún lugar de Asia Central.

El misterio no solo continúa, sino que crece a medida que pasa el tiempo, porque las evidencias sobre que el avión fue deliberadamente desviado de su curso y robado son prácticamente irrefutables. Y por tanto toda la industria que este año prevé producir ganancias por 18 mil millones de dólares, está en vilo esperando como este atentado podría afectar a la industria y las aerolíneas en la escala general.

Boeing, es cierto, respira con la creciente hipótesis de atentado y/o secuestro. Pero tener uno de sus 1178 Boeing 777 perdidos quién sabe dónde no es una buena noticia para la fabricante norteamericana.

Malasia, a regañadientes, ha tenido que aceptar una ampliación catastrófica del aérea de búsqueda del 370 y una inclusión de 11 países más, en una tarea que hoy luce quijotesca. Ahora entonces participan 25 países en la búsqueda de un avión que 10 días después de haber desaparecido en el golfo de Tailandia nadie, pero nadie, sabe dónde diablos está.

La imagen pertenece al capitán del avión 370, Zaharie Ahmad Shah.

Fuente imagen: d.ibtimes.co.uk

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Fuente: BastionDigital.com

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